jueves, 20 de agosto de 2009

EL ÚLTIMO RECUERDO


Una vez, en un duermevela, Jaroslav creyó ver sobre la tierra de nadie a unas mujeres hablando. Se despertó y se frotó los ojos porque aquello le parecía imposible, pero aquellas mujeres seguían charlando. Incluso reían y entre sus faldas correteaban algunos niños. Estaba anocheciendo y el humo de la batalla reciente convertía a todas las figuras –soldados, alambradas, algún lejano árbol- en una incierta masa de color gris. Sin embargo, aquellas mujeres en medio del campo de combate guardaban su colorido natural. Las había morenas, rubias, castañas, pelirrojas y sus vestidos describían amplias gamas de colores.

Pero, de pronto, desaparecieron en una vaga neblina.
Jaroslav creyó que seguía soñando. Pero ¿soñaba? No, comprendió que acababa de ver el último recuerdo de los soldados que habían muerto a su lado.
Aquellos fantasmas eran el vago y fugaz recuerdo de un hombre poco antes de morir.

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