martes, 18 de agosto de 2009

SALTAR LA TRINCHERA


 
En la guerra no se puede medir el tiempo. Un minuto puede parecer eterno. Por ejemplo, es infinito el momento antes de saltar la trinchera. Justo cuando ha cesado la artillería, se hace un estremecedor silencio y la infantería espera el toque de silbato que ordena que hay que salir del agujero y correr con la bayoneta calada hacia la tierra de nadie y después internarse en la trinchera enemiga, sorteando la ráfaga de las ametralladoras. Sí, todo eso puede suceder en muy poco tiempo. Y mucho menor es el tiempo en que tarda una bala en salir de un fusil –un Mauser 98 de Infantería-, recorrer esa tierra de nadie y atravesar la cabeza de un soldado enemigo. Pero ese instante puede hacerse eterno, tanto que podría servir para contar una larga historia, la historia del soldado que morirá –o no- la de su familia y amigos, la de su ciudad, la de su siglo, incluso la de una saga invisible que une a este pobre soldado con personajes e historias que él nunca llegará a conocer.
Sólo nosotros…
En la guerra no se puede medir el tiempo, pero parece que durara siglos. También se confunde lo que es verdad y lo que es mentira, lo que es cierto y lo inventado o tal vez soñado. Por eso las guerras están llenas de sonámbulos que siguen vagando o huyendo de la eterna pesadilla en la que se confunden la realidad y la ficción. ¿Morimos o sobrevivimos? ¿Seguimos heridos, adormecidos por esta fiebre insoportable? ¿Dónde está mi brazo? ¿Por qué no puedo salir de este agujero? ¿Es que estoy muerto?
En la guerra también hay atroces azares. O paradójicos azares o tal vez sería más correcto decir curiosos y macabros azares. Así que, señoras y señores, pasen y vean cómo se encadenan las historias de la Gran Guerra. Y, como esta historia tiene que ver con la trayectoria incierta de una bala, podríamos repasar la genealogía de uno de esos proyectiles, la historia de esta saga, el retrato de familia de esta bala haciendo hincapié en uno de sus miembros: la bala primogénita, la bala de la que surgirán todas las balas de la Gran Guerra.

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